<<Es tan fácil decirnos que dejamos a un lado las necesidades de los demás porque estamos atendiendo las necesidades de Dios... Es tan fácil ir a la iglesia en lugar de a casa de un amigo cuya depresión nos deprime... Es tan fácil preferir el silencio a las exigencias de los hijos... Es mucho más fácil leer un libro de religión que escuchar al marido hablar de su trabajo o a la mujer de su soledad. Es mucho más fácil practicar la religión privatizada de las oraciones y las penitencias que pasar por tontos por culpa de la religión cristiana de la visión global y la paz. Sin embargo, en lo profundo de sí mismas todas las tradiciones espirituales rechazan esas racionalizaciones>>.
"La Regla de S. Benito: vocación de eternidad".
Joan Chittister, OSB
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