lunes, 14 de mayo de 2012

Antes del descanso nocturno

Esta oración me parece perfecta para recoger el día:



<<(...)¡Qué feliz sería, Jesús, si hubiese sido enteramente fiel! (...). Sin embargo, Dios mío, lejos de desalentarme a la vista de mis miserias, vengo a ti confiada, acordándome de que "no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos"(Mt 9,12). Te pido, pues, que me cures, que me perdones, y yo, Señor, recordaré que "el alma a la que más has perdonado debe amarte también más que las otras..."(Lc 7, 42-43). Te ofrezco todos los latidos de mi corazón como otros tantos actos de amor y de reparación, y los uno a tus méritos infinitos. Y te pido, divino Esposo mío, que seas tú mismo el Reparador de mi alma y que actúes en mí sin hacer caso de mis resistencias. Y mañana, con la ayuda de tu gracia, volveré a comenzar una vida nueva, cada uno de cuyos instantes será un acto de amor y de renuncia>>. 

Oración. 16 de julio de 1895.


No hay comentarios: