Se me ocurre que podría compartir con vosotros la sensación que tenemos Laura y yo de que termina un camino y tenemos que iniciar la andadura de otro; pero, en confianza, os diré que en la mochila vamos a llevar los mismos ingredientes que han hecho posible que los nueve años de caminata hasta el momento presente hayan sido tan gratos y llenos de bendición. Algunos de esos ingredientes han sido: amor, respeto, entrega, compromiso, ilusión, confianza, comunicación, alegría, y como todo en esta vida tiene sus luces y sus sombras, también tristeza (esto es como lo que me dijo ayer un amigo: “El matrimonio es como una ensalada; y dota ensalada que se precie tiene que tener también su puntito de vinagre”).
Pero a parte del amor, el ingrediente que más hemos utilizado ha sido el de la gratitud hacia nuestro Buen Dios: Laura y yo hemos vivido nuestra relación como un regalo de parte de Dios, Él juntó nuestros caminos y a Él hemos acudido en todo momento, bueno o malo. Y así vamos a seguir haciendo de hoy en adelante, porque estamos seguros de que así el éxito está asegurado.
Laura y yo os damos las gracias a todos por vuestra compañía en este día: en primer lugar, a nuestros padres y hermanos que nos han “sufrido” durante estos últimos meses de jaleo, y siempre lo han hecho con comprensión, ilusión y cariño. Seguidamente a familiares y amigos, los que están aquí y los que no pudieron venir (pero que seguro que nos han acompañado en el recuerdo), y muy especialmente también a aquellos familiares que ya pasaron a la casa del Padre, y que seguro que desde allí han derramado sus bendiciones sobre nosotros. Gracias a los compañeros de trabajo y usuarios de la residencia Sta. Teresa y S. José, a mis hermanos de la Orden Seglar del Carmelo Descalzo, a mis amigos del grupo de oración teresiana, y a mis amigos del grupo parroquial de pastoral de la salud. Por todos vosotros hemos pedido en nuestra oración de hoy; y también os vamos a poner a continuación bajo el manto protector de María.
Padre Bueno, autor del universo, que nos creaste a tu imagen y semejanza y que has bendecido la alianza matrimonial: derrama sobre nosotros tu abundante bendición, y que la gracia de tu Espíritu inflame desde el cielo nuestros corazones. Por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN
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