domingo, 20 de octubre de 2013

A la intemperie...

Para encontrarnos con nuestro Buen Dios tenemos que acoger ese "ánimo de aventurero" que nos dispone para el encuentro de un Dios que siempre es sorpresa, siempre es nuevo, siempre está por descubrir, siempre te está esperando en ese yermo de tu alma... En la fructífera soledad... 

El Buen Dios nos anima a despojarnos de tantas armaduras oxidadas, a salir de nuestras tiendas confortables, de tanto lastre psicológico, de tantos bloqueos y mecanismos de defensa que nos alejan de Él. Nos anima a pasar la noche a la intemperie, desprotegidos, desnudos, bajo el cielo estrellado...

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