Mesías, vives nítido en nuestro querer... Bendice nuestro amor y que éste no sea más que un reflejo del que Tú nos tienes. Comparte nuestros sueños y admítenos a navegar tu límpida Voluntad. Pastorea nuestros deseos para que sean bálsamo, susurro y pureza en tu presencia.
Madre del Verbo, desde tu quietud pacifícanos para poder contemplar, en silencio y asombro, el Reino que germina hoy y siempre hasta el fin de los tiempos.
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