Presentarnos vacíos ante Él para que nos pueda llenar...
Desnudos, pobres, de corazón a corazón, con nuestra verdad que bien conoces.
Esta tarde Tú y yo en comunión, en Adoración mutua, inundándonos de caricias, tu custodia refulgente sobre el altar protegiendo la fragilidad sobre la que te muestras -eucarístico-, la música como un mar de ángeles, las lágrimas eran inevitables, mis manos te imploran que me unifiques... Te ofrecen... Te reciben...


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